Este mes de febrero nos embarcamos en una aventura con toda la familia. ¡Gracias, Dios, por permitirnos tener este lujo!
Paisajes maravillosos son muestra de la grandeza de Dios. Compartir semejante belleza con la familia, ver las caritas sorprendidas de los niños disfrutando de cada experiencia, son los mejores regalos que podemos recibir de la vida.
Jugar a ser piratas por un ratito nos permite introducirnos en la trama de los cuentos que compartimos alrededor de libros que relataban aventuras mágicas. Ahora nosotros éramos parte de ellas.
Sentarnos en el balcón del camarote nos enfrentaba a ciudades como Camboriú que se elevan en la costa del Brasil.
Ilha Bella nos ofrecía un paisaje bellísimo.
Luego seguimos viaje hacia el norte y llegamos a Buzios. Allí tuvimos la oportunidad de vivir la libertad de nadar en mar abierto. Simplemente maravilloso.
El mar nos recibe en su superficie y nos mece para reforzar nuestra paz y seguridad. Una sensación increíblemente mágica. Ser parte de la naturaleza. Estar entretejidos en las aguas.
Relajarnos es fácil con tanto confort. Aquí el benjamín juega su rol de turista.
Solo agradecer.
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.
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