Sin
duda, hubiese estado al frente de la lucha contra el fuego de su provincia
natal porque siempre entendió que “Una
derrota peleada vale más que una victoria casual” y que “Cuando la Patria está en peligro todo está
permitido, excepto no defenderla”.
Nos
legó el Ejército de Granaderos a Caballo y su código de honor, como así también
las máximas para su hija Merceditas. Siempre convencido de que “Mi nombre es lo bastante célebre para que
yo lo manche con una infracción a mis promesas”
También
nos enseñó con su ejemplo cómo apartarnos para no caer en luchas egoístas
(Encuentro de Guayaquil) o para no derramar sangre entre hermanos (su
ostracismo en Boulogne-Sur-Mer) y manifestó “No
esperemos recompensas de nuestras fatigas y desvelos.” pero también dijo “Mi juventud fue sacrificada al servicio de los españoles; mi edad
mediana al de la Patria; creo que me he ganado mi vejez”.
Conocer nuestro pasado nos ayuda a no repetir errores.
Tomemos el ejemplo de los que nos precedieron quienes, a pesar de sus errores humanos, son recordados por sus acciones en favor de sus compatriotas y su patria.
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